El futuro de las ciudades está en el cielo y no en la tierra. Así lo consideran varios arquitectos de todo el mundo, entre ellos, varios españoles. Su propuesta: construir rascacielos gigantescos, capaces de alcanzar y hasta superar los mil metros de altura y albergar a 100.000 personas. Serían auténticas ciudades verticales, ya que ofrecerían a sus habitantes casa, trabajo y zonas de compras y ocio de todo tipo. Sus defensores aseguran que el medio ambiente saldría beneficiado, gracias a una menor ocupación de la naturaleza, un menor consumo de recursos naturales y una reducción de la contaminación.
Ventajas de las ciudades verticales
El crecimiento de la población mundial se ha acelerado en las últimas décadas. Si en 1900 se contabilizaban 1.250 millones de habitantes, en 2000 se llegaba a los 6.000 millones y se estima que en 2050 se alcanzarán los 9.000 millones. Muchas de estas personas vivirán en ciudades, cada vez más superpobladas y con mayores problemas de habitabilidad. El consumo energético y de recursos naturales se incrementará, al igual que la huella ecológica que recuerda el deterioro del medio ambiente.
Por ello, algunos arquitectos proponen el concepto de ciudades verticales. En vez de invertir en metrópolis que cubren cada vez más superficie natural, la idea sería construir gigantescos rascacielos con todos los servicios propios de una urbe clásica: viviendas, oficinas, centros comerciales y de ocio, polideportivos, jardines, sistemas de transporte, etc.
El medio ambiente y los ciudadanos de estas ciudades saldrían beneficiados de muy diversas maneras, según sus defensores. Una ciudad convencional de tipo horizontal de 100.000 habitantes ocupa una extensión de unos cuatro kilómetros de diámetro. Por su parte, una ciudad vertical con los mismos ciudadanos utiliza un área de un kilómetro de diámetro. La superficie no urbanizada podría por tanto devolverse a la naturaleza.
El consumo de los recursos naturales como el agua es mucho más eficiente en una construcción vertical. Así lo demostraba un estudio de varios profesores españoles expertos en gestión de agua y riesgos naturales. Las aguas grises o el agua de la lluvia también se podrían reutilizar y reducir así el gasto de este elemento cada vez más escaso.
Las diversas energías renovables, como la solar, la eólica, o la geotérmica, podrían aprovecharse de tal manera que reducirían su dependencia energética de fuentes no renovables y contaminantes, como el petróleo. Algunos diseñadores hablan incluso de crear edificios de energía cero, de manera que cubrirían todas sus necesidades energéticas.
El transporte sería otro de los elementos de mejora. Se estima que en una gran urbe un ciudadano gasta una media de entre dos y cuatro horas diarias en desplazamientos laborales. Los defensores de estas construcciones futuristas calculan que los consumidores ahorrarían hasta un 75% de energía y reducirían hasta en un 90% las emisiones contaminantes. En las ciudades verticales, los trabajadores residen cerca de su empleo, al que podrían ir a pie o con algún sistema interno, tipo ascensor o monorraíl eléctrico.
En caso de un incendio o cualquier otro incidente, los servicios de emergencia estarían más cerca. Además, el diseño modular del edificio aislaría la zona en peligro del resto.
Ciudades verticales: principales proyectos
Las ciudades verticales superarían con creces la mítica frontera de los 500 metros de altura de rascacielos como el Empire State Building (380 metros) o las Torres Petronas (450 metros). Éstas son algunas de las propuestas más emblemáticas:
Shanghai Tower: ubicada en el distrito de Pudong (China), será cuando se acabe, en 2014, el edificio más alto de este país, con 632 metros de altura y 128 pisos. Sus diseñadores, el estudio de arquitectura Gensler, han incluido varias medidas "verdes", como una fachada acristalada de "doble piel" capaz de aislarlo y ahorrar energía. Además, aprovechará el agua de lluvia y generará electricidad gracias a unas turbinas eólicas.
Torre biónica: ideada en 1997 por los arquitectos españoles Eloy Celaya, Javier Gómez, María Rosa Cervera y el Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos Javier Manrique. El objetivo es construir una ciudad vertical de 1.228 metros de alto y una capacidad para 100.000 personas, distribuidos en 12 barrios y 300 plantas en medio de un lago artificial de mil metros de diámetro. Además de ofrecer todas las infraestructuras y servicios de una ciudad convencional, la Torre biónica se inspiraría en la naturaleza, al igual que los seguidores de la biomímica. Un sistema de monorraíles comunicaría sus distintas dependencias. Ciudades como Shanghai y Hong Kong han mostrado su interés por el proyecto.
Sky City 1000, Shimizu Mega-City Pyramid y X-Seed 4000: Tokio es idónea para las ciudades verticales, tanto por su alta densidad poblacional como por su cada vez menor espacio para expandirse. Ya en 1989, el diseñador y arquitecto Takenaka propuso para esta urbe nipona la Sky City 1000, una ciudad vertical de 1.000 metros de altura con una distribución de 14 anillos superpuestos para unos 100.000 habitantes. En cada anillo se incluirían los apartamentos, tiendas, oficinas o complejos deportivos de cualquier ciudad tipo. El gobierno metropolitano de Tokio y algunas de las principales empresas japonesas han mostrado su interés por construirlo dentro de una década.
La Shimizu Mega-City Pyramid diseñada en forma de pirámide para la bahía de Tokio, sería doce veces más grande que la famosa construcción egipcia de Giza y podría albergar hasta 750.000 personas. Dispondría de paneles solares y su estructura externa se basaría en nanotubos de carbono para aguantar desastres naturales.
Por su parte, la X-Seed 4000 pretende superar a los proyectos anteriores. Diseñada en 1995 para Tokio por el estudio Taisei, sería capaz de ofrecer espacio a un millón de personas en sus 800 pisos, distribuidos en una altura de casi cuatro kilómetros. Su estructura se asemejaría al monte Fuji, al que superaría en unos 200 metros.
SuperTower: el estudio británico Popularchitecture lanza esta propuesta para hacer frente a la superpoblación creciente de Londres. Con una altura de unos 1.600 metros (una milla, de ahí también su otro nombre, Mile-High London Eco Tower), se dividiría en 500 plantas y en ella podrían entrar unas 100.000 personas. Su fachada tendría grandes agujeros para ubicar zonas de ocio al aire libre, desde jardines hasta piscinas, y de paso dejar entrar la luz y el aire al interior. Esta ciudad vertical albergaría varias escuelas, una universidad y todos los servicios necesarios de cualquier ciudad moderna. El agua y los residuos se reciclarían dentro de la torre y también aprovecharían el agua de las nubes.
Vertical City: Dubai, en los Emiratos Árabes Unidos, concentra algunas de las propuestas arquitectónicas más espectaculares del planeta, como islas artificiales, o rascacielos gigantescos, como el Burj Dubai, que con sus 800 metros y sus 160 plantas es el más alto del mundo. Algunos arquitectos han ideado ciudades verticales que, de hacerse realidad, dejarían en ridículo a este último. La Vertical City, diseño del estudio Kingdom Holdings, propone una torre de 2.400 metros de altura.
De Rotterdam: el estudio Office for Metropolitan Architecture (OMA) propone como parte del proceso de regeneración del área Kop van Zuid de Rotterdam una ciudad vertical compuesta de tres torres. En ellas se distribuirían oficinas, apartamentos residenciales, un hotel, restaurantes o centros comerciales.
Vía consumer.es
08/11/2010