Según se desarrolla en el trabajo, los icebergs de gran tamaño llegaron hasta unos 45 grados de latitud sur en el Atlántico --a la altura de la provincia de Chubut--, hace unos 20.000 años, convirtiéndose en los icebergs de estas características que se han hallado más al norte en el Atlántico sur.
El artículo se basa en el estudio e interpretación de surcos (ploughmarks) excavados por la base de los icebergs en los sedimentos del fondo marino. Dichos ploughmarks presentan hasta 32 kilómetros de longitud, casi 700 metros de anchura y 20 metros de profundidad. Están situados a profundidades de hasta 600 metros, lo que indica que los icebergs que los generaron tenían cerca de medio kilómetro de grosor sumergido cuando se originaron, dado que el nivel actual del mar es unos 120 metros más alto que en el último máximo glacial.
Los expertos destacan que icebergs de semejante tamaño solo podrían originarse en determinados glaciares de flujo rápido, con suficiente grosor de hielo y batimetrías adecuadas en su frente.
En este sentido, el estudio permite suponer que el patrón general de corrientes marinas en torno a dicho sector de la Antártida y de Suramérica se habría mantenido desde el último máximo glaciar, aunque probablemente las aguas eran entonces varios grados más frías que las actuales, lo que habría permitido que icebergs que viajaron entre 2.000 y 4.000 kilómetros desde su origen, conservaran ese tamaño.
Los científicos han apuntado que en la actualidad son pocos los icebergs, incluso de tamaño moderado, que llegan hasta las aguas relativamente cálidas que existen al norte de la Convergencia Antártica (situada hacia los 60 grados de latitud sur). Además, han indicado que aún más raramente las masas de hielo flotante llegan más allá de las islas Malvinas y, en cualquier caso, los que llegan a alejarse de la periferia de la Antártida no son del tamaño de los icebergs gigantes cuya presencia ha sido evidenciada en este estudio.
Los datos fueron adquiridos en una campaña con el buque de investigación español Manuel Oliver. Además, en el estudio han intervenido el investigador del IEO, Juan Acosta: la investigadora de TRAGSA, Araceli Muñoz; y el investigador de la Universidad de Cambridge, Julian Dowdeswell.
@HoyVerde
Fuente: ecoticias.com
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