Tim Townshend, director de planificación y diseño urbanísticos en la Universidad de Newcastle, Reino Unido, sostiene que las décadas de urbanismo enfocado a facilitar el uso del automóvil están empezando a notarse en nuestras siluetas.
El paisaje urbano de casi cualquier ciudad corriente está lleno de centros comerciales, restaurantes de comida rápida, escaleras mecánicas y grandes áreas de estacionamiento de vehículos en las cuales las personas compiten por conseguir aparcar lo más cerca posible de las puertas y no tener así que caminar mucho. "Estos entornos sencillamente no están diseñados para que las personas caminen en ellos", resume Townshend.
"Tenemos que pensar seriamente qué clase de entorno estamos creando para nosotros, y tener un debate sensato sobre lo que es aceptable y lo que no lo es en nuestros pueblos y ciudades. La salud tiene que volver a estar entre los asuntos más importantes del urbanismo antes de que sea demasiado tarde", alerta Townshend.
Con pronósticos de que la obesidad afectará a la mitad de la población británica antes del 2050, no queda mucho tiempo para refrenar esta tendencia.
Hay muchos factores bien documentados que influyen en la obesidad. En su nivel más simple, la obesidad se debe a comer demasiado y no realizar suficiente actividad física. Pero en realidad la obesidad es un asunto sumamente complicado.
Hoy es cada vez más evidente que el grado en que nuestro entorno urbano potencia o entorpece que sigamos un estilo sano de vida es algo sobre lo que se ha investigado muy poco, más allá de sus aspectos superficiales.
Muchos de los ejemplos de estos ambientes obesogénicos (generadores de obesidad) provienen de Estados Unidos y Australia, probablemente los países donde hay más zonas urbanas orientadas al uso de vehículos, a menudo descritas como el resultado de una expansión urbana descontrolada, y que han despertado el interés de los expertos en la proliferación de la obesidad.
El principal rasgo de este urbanismo obesogénico es la tendencia a construir muchas viviendas concentradas en un espacio pequeño, y no dotar esa zona de los suficientes servicios locales, ni de un número razonable de paradas de autobús o estaciones de metro, lo cual fuerza a la gente a usar sus automóviles para cualquier desplazamiento. De tener cerca tiendas, establecimientos de servicios, y paradas o estaciones de transporte público, sería más fácil que la gente hiciera a pie el trayecto entre su vivienda y esos sitios, con lo que estaría haciendo un ejercicio físico que ahora, saliendo y llegando a su casa en automóvil, no hace.
@HoyVerde
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