martes, 30 de agosto de 2016

El acoso de los hermanos mayores provoca graves efectos duraderos

Aunque un niño robusto en el parque podría ser el estereotipo del acosador infantil, un estudio reciente sugiere que algunos de los acosadores más nocivos están en la más próxima intimidad: se trata de los hermanos que bromean, se burlan y hacen daño físico a sus hermanos de ambos sexos.

Los niños que fueron acosados por sus hermanos fueron más del doble de propensos a reportar depresión o autolesiones a los 18 años que los que no fueron acosados por sus hermanos. También tenían casi el doble de probabilidades de reportar ansiedad a medida que llegaban a la adultez, según una investigación reciente.

Aunque el estudio solo halló una asociación y no prueba que esos factores resulten de forma directa del acoso fraternal, "creemos que es muy probable que las intervenciones para reducir el acoso fraternal mejorarían la salud mental de los niños a largo plazo", aseguró la autora líder del estudio, Lucy Bowes, investigadora postdoctoral de la Universidad de Oxford.

El acoso ha recibido muchísima atención en los últimos años en Estados Unidos. Pero ha habido mucha menos investigación sobre el acoso entre los hermanos.






En el nuevo estudio, Bowes y sus colaboradores examinaron los resultados de estudios sobre poco más de 2,000 personas en Reino Unido que fueron encuestadas a través de cuestionarios en 2003 y en 2004 a una edad promedio de 12 años, y que contestaron un cuestionario una vez más a los 18 años. 

Los investigadores definieron el acoso como "actos como los insultos y las burlas, además de actos más físicamente violentos, como ser golpeado o pateado", comentó Bowes. Los niños que experimentaron el mayor nivel de acoso eran los más propensos a reportar problemas a los 18 años. 

El diseño del estudio no permitió a los investigadores determinar el nivel exacto de riesgo adicional de los niños más acosados de estar deprimidos, ansiosos o autolesionarse. Sin embargo, "poco más del 10 por ciento de nuestra muestra reportó ser acosados varias veces por semana, y en este grupo hubo un riesgo significativo de mala salud psiquiátrica", dijo Bowes.

La investigación no comparó los efectos del acoso fraternal con otros tipos de acoso, pero el estudio apuntó que "las víctimas tienen pocas oportunidades de escapar" de los acosadores cuando el victimario es uno de sus hermanos.

Bowes dijo que no está claro si el acoso en realidad provocó los problemas mentales posteriores o si otra cosa, quizá ser sensible y vulnerable, podría haber contribuido tanto al acoso como a los problemas mentales.

El estudio tampoco observó si algunas de las víctimas también eran acosadores, y si ese factor podría haber afectado su salud mental más adelante. Los padres deben mantenerse atentos a la rivalidad entre hermanos, aconsejó Rachel Annunziato, profesora asistente de psicología clínica de la Universidad de Fordham, en la ciudad de Nueva York, que revisó los hallazgos del estudio.

"Entonces es importante evaluar con qué frecuencia ocurre y cómo reaccionan nuestros hijos ante esto", planteó. "Hay conversaciones que debemos pensar en tener con nuestros hijos de forma individual, pero también como familias". Bowes, autora del estudio, también ofreció consejos. "Sabemos muy poco sobre qué podría ayudar a detener el acoso. Pero en mi propia investigación sobre el acoso escolar, hallamos que los padres pueden respaldar a sus hijos al escucharles, y proveer cariño y respaldo", comentó. "Esto puede ayudar tanto a las víctimas como a los acosadores".

El estudio aparece en la edición en línea del 8 de septiembre en un adelanto de la publicación de la edición impresa de octubre de la revista Pediatrics. Un segundo estudio que aparece en la misma edición de la revista sugiere que si los niños comienzan a tener problemas de noche con las pesadillas, los terrores nocturnos o el sonambulismo, quizá los padres deban hablar con ese niño sobre el acoso.

Esto se debe a que el estudio de casi 7,000 niños halló un aumento significativo en el riesgo de pesadillas, terrores nocturnos o sonambulismo (lo que en conjunto se conoce como parasomnias) en los niños que eran víctimas de acoso.

Las probabilidades de alguna parasomnia en un niño de 8 años que era víctima de acoso aumentaron en un 42 por ciento, en comparación con los niños de la misma edad que no estaban siendo afectados por el acoso. A los 10 años, las probabilidades de tener alguna parasomnia aumentaron en un 75 por ciento entre los niños afectados por el acoso, hallaron los investigadores.

Las pesadillas fueron la parasomnia más común entre los niños acosados, según los autores del estudio, Dieter Wolke y Suzet Tanya Lereya, de la Universidad de Warwick, en Inglaterra.

Con información de: Agencias | HealthDay | Hispanicare