10. Buena alimentación
La alimentación juega un papel fundamental en la prevención y desarrollo de las enfermedades humanas y el cáncer de mama no es la excepción. Distintos estudios demostraron que existe una relación entre el desarrollo de cáncer de mama en la mujer y el consumo de grasas de origen animal y de azúcares refinados. Por el contrario, el consumo de frutas y verduras podría ser un factor protector frente a esta enfermedad. La diadzeína y la genisteína son dos isoflavonas pertenecientes al grupo de los flavonoides que tienen propiedades que protegen a la mujer frente al cáncer de mama. Estos fitoquímicos se encuentran principalmente en el poroto de soja.
9. Peso normal
La obesidad aumenta el riesgo de padecer cáncer de mama principalmente después de la menopausia. Los estrógenos son hormonas femeninas producidas principalmente por los ovarios, las cuales se relacionan con el desarrollo de cáncer de mama cuando hay una exposición prolongada. Existen tres tipos de estrógenos, el estradiol, el estriol y la estrona. El aumento en los estrógenos circulantes hace que los mecanismos compensatorios y protectores del organismo no sean capaces de reparar los daños producidos. Esto ocurre en la obesidad. Se dice que las mujeres obesas menopáusicas tienen un 50 a 100% más de estrógenos que las no obesas debido a que el tejido graso es capaz de producirlos (aumenta los niveles de estrona).
8. Autoexamen mamario
El saber examinarse las mamas es fundamental para prevenir el desarrollo del cáncer. Para hacer esto, estando de pie, debes partir la mama de forma imaginaria en cuatro cuadrantes y tocar con el pulpejo de los dedos tratando de detectar zonas duras o alguna anormalidad en cada uno de ellos. También la puedes palmar de forma completa siguiendo dos direcciones, desde afuera hacia adentro en forma circular como un "caracol" o en forma radiada como los "rayos de una rueda de bicicleta" tratando de que no quede ninguna zona sin palpar. Te debes fijar si hay secreciones por el pezón o si éste está retraído o invertido o si existen cambios de color en la piel de la mama. Es muy importante que vayas de inmediato al médico si encuentras algo anormal.
7. Mamomagrafía
La mamografía es el método de screening o de detección precoz del cáncer mamario más importante. Utiliza los rayos X para analizar la mama. El estudio básico consta de dos "cortes" (dirección de entrada de los rayos X), uno de frente y otro de perfil. Todas las mujeres a partir de los 40 años deben hacerse este estudio anualmente o cada dos años según determine el médico. Las mujeres con antecedentes de cáncer mamario directo deberán realizarse una mamografía a partir de los 35 años o 10 años antes del antecedente familiar más joven y deberán repetirlo todos los años. Este estudio es rápido y sencillo pero puede generar malestar ya que la mama se tiene que comprimir pero esta pequeña molestia es preferible al cáncer de mama.
6. Pubertad precoz
La menarca precoz se asocia al desarrollo de cáncer de mama debido a que aumenta el tiempo de exposición a los estrógenos. Se llama menarca a la primera mestruación y esta debe acontecer de manera normal entre los 8 y 16 años (12 años como promedio). Si ocurre antes de los ocho años o hay evidencias de más de dos caracteres sexuales secundarios (aparición de vello pubiano, axilar o de la prominencia o botón mamario) antes de esa edad se puede estar frente a la pubertad precoz. Si te das cuenta que esto está aconteciendo en tu hija es importante que la lleves al pediatra. Al hacer esto estarás previniendo un factor de riesgo que puede hacer que desarrolle en el futuro un cáncer de mama.
5. Embarazo
Cómo ya se mencionó, los estrógenos son las hormonas femeninas encargadas de producir los caracteres sexuales secundarios en la mujer como el vello púbico y axilar, los cambios en la voz y el desarrollo mamario, entre otros. También ejercen un factor protector frente a las enfermedades cardiovasculares y osteoarticulares. Pero está comprobado que una exposición prolongada a los estrógenos aumenta el riesgo de tener cáncer de mama, por eso el embarazo es un factor protector frente al cáncer de mama ya que reduce el tiempo de exposición a los estrógenos.
4. Lactancia
La prolactina es una hormona liberada por la hipófisis que aumenta en las etapas finales del embarazo y durante la lactancia. Esta hormona, entre otras funciones, ayuda a desarrollar la glándula mamaria. La lactancia es un factor protector frente al cáncer de mama ya que la prolactina liberada evita la secreción de GNRH por parte del hipotálamo, inhibiendo así la liberación de FSH, hormona hipofisiaria encargada de estimular la liberación de los estrógenos, lo que disminuye la exposición a estos. Una mujer embarazada que luego amamanta a su hijo puede disminuir esta exposición por casi dos años, en cambio, la menstruación en una mujer que no amamanta vuelve entre las seis y ocho semanas post parto.
3. Alcohol
El alcohol es un factor de riesgo para muchas enfermedades, como la hipertensión arterial, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer. Hay estudios científicos que han relacionado al consumo de alcohol con el desarrollo del cáncer de mama. Si bien no se sabe el mecanismo exacto, una copa de vino, una lata de cerveza o un vasito de licor aumenta el riesgo de desarrollar una enfermedad mamaria maligna, según un estudio realizado por la Dra. Ying Liu, profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington.
2. Estudio genético
En alrededor de un 25% de los cánceres de mama familiares se pueden encontrar como responsables a los genes BRCA 1 y BRCA 2 mutados. Si una mujer tiene BRCA 1 tiene un 85% de riesgo de desarrollar cáncer de mamá y del 20 al 40% de desarrollar cáncer de ovario, y si tiene BRCA 2 tiene un 50% de riesgo de desarrollar cáncer de mama y del 10 al 20% de desarrollar cáncer de ovario. El BRCA 2 se asocia además al cáncer de mama masculino. Una mujer con mutación de estos genes puede pensar en una mastectomía o extirpación de la mama preventiva. Consulta a tu médico si crees que necesitas un estudio genético.
1. Radiaciones ionizantes
La radiación ionizante produce mutaciones del ADN en la célula. Dentro de este tipo de radiaciones se encuentran a los rayos X y los gamma, entre otros. Las personas más expuestas a este tipo de radiación son las sobrevinientes a una explosión nuclear, los trabajadores del área de la salud y los enfermos de cáncer que tienen que hacer radioterapia. El riesgo aumenta cuanto mayor es la dosis de radiación y menor la edad. Por ejemplo un estudio demostró que las mujeres menores de 20 años expuestas a radiaciones para tratar la enfermedad de Hodgkin tienen del 20 al 30% de riesgo de desarrollar un cáncer de mama entre 10 y 30 años después de terminado el tratamiento.
Con información de: Agencias | Ehow
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