Pero este nuevo estudio halló que beber grandes cantidades de leche no protegió a los hombres ni a las mujeres contra las fracturas óseas, y se asoció con un riesgo general más alto de muerte durante el periodo de estudio.
Sin embargo, los investigadores dijeron que los resultados deberían interpretarse con precaución.
Las mujeres que bebían 3 vasos de leche o más al día tenían un riesgo de casi el doble de muerte y enfermedades cardiovasculares, y un riesgo un 44 por ciento más alto de cáncer, que las mujeres que bebían menos de un vaso al día, descubrieron los investigadores.
El riesgo general de muerte de los hombres aumentó en aproximadamente un 10 por ciento cuando bebieron 3 o más vasos de leche diaria, según el estudio, publicado en línea el 28 de octubre en la revista BMJ.
"Los hallazgos del estudio han sido, para mí mismo, lo suficientemente fuertes como para reducir mi consumo de leche", dijo el autor principal, Karl Michaelsson, profesor del departamento de ciencias quirúrgicas de la Universidad de Uppsala, en Suecia.
Aun así, los hallazgos solamente sugieren una asociación y no un vínculo directo, dijo Mary Schooling, profesora en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, que escribió un editorial publicado junto con el estudio.
Las personas no deberían cambiar su dieta basándose en estos hallazgos, dijo Schooling.
"No podemos extraer conclusiones a estas alturas", dijo. "Necesitamos un estudio con personas que genéticamente puedan y no puedan digerir la leche con facilidad, y comparar si los que pueden digerir la leche presentan una diferencia en cuanto a las enfermedades cardiovasculares, la muerte y las fracturas con respecto a los que no pueden digerirla".
El estudio contó con más de 61,000 mujeres y 45,000 hombres en Suecia que previamente rellenaron unos formularios dietéticos para otros proyectos de investigación, las mujeres a finales de los 80 y los hombres en 1997. Todos tenían más de 39 años de edad.
Los investigadores compararon sus hábitos de consumo de leche con los datos sobre la salud de las autoridades suecas, para ver si el consumo de leche podría estar vinculado con el riesgo de muerte o de problemas para la salud.
Los investigadores hallaron que tomar una gran cantidad de leche en la dieta diaria pareció estar relacionado con un aumento del riesgo de muerte tanto en hombres como en mujeres durante el periodo de estudio.
Además, beber leche en exceso pareció en realidad aumentar el riesgo de una mujer de sufrir fracturas de huesos, en comparación con las mujeres que bebían menos leche.
El riesgo de cualquier fractura ósea aumentó en un 16 por ciento en las mujeres que bebieron 3 o más vasos al día, y el riesgo de rotura de cadera aumentó en un 60 por ciento, indicaron los hallazgos.
Beber mucha leche no pareció proteger de, ni fomentar, las fracturas de huesos en los hombres.
Michaelsson y sus colaboradores dijeron que el aumento del riesgo de muerte que observaron podría explicarse por los niveles altos de azúcares presentes en la leche, concretamente la lactosa y la galactosa.
Se ha mostrado que la galactosa envejece de manera prematura a los ratones en el laboratorio, dijo Michaelsson, e indicó que el azúcar de la leche fomenta la inflamación.
Por el contrario, una ingesta alta de productos lácteos fermentados con un contenido bajo en lactosa (como el yogurt y el queso) se asoció con unas tasas reducidas de mortalidad y fracturas, sobre todo en las mujeres, reportaron los investigadores.
Aunque son interesantes, estos hallazgos son demasiado preliminares como para garantizar un cambio en las directrices nutricionales, señaló Isabel Maples, dietista registrada de Haymarket, Virginia, y vocera de la Academia de Nutrición y Dietética (Academy of Nutrition and Dietetics).
Aproximadamente el 55 por ciento de las personas mayores (44 millones de estadounidenses) tienen osteoporosis o un riesgo alto de tener unos huesos frágiles, dijo Maples. Añadió que las Directrices Alimentarias de EE. UU. recomiendan tres porciones de productos lácteos al día, no solamente para la salud ósea, sino también para reducir el riesgo de enfermedades cardiacas, diabetes tipo 2 e hipertensión.
"No basan las directrices en las novedades. No las basan en las modas. No las basan en lo que ha sido el consejo tradicional. Se atienen a las evidencias científicas", señaló.
Con información de: Agencias | HealthDay | Hispanicare
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