Aumentan la longevidad. Tras realizar un seguimiento a 1.500 personas durante una década, científicos australianos han llegado a la conclusión de que en los individuos con un amplio círculo de amigos el riesgo de fallecer se reduce un 22%. “Estar conectados con otros es esencial para vivir más años”, concluían los investigadores en la revista Journal of Epidemiology and Community Health. Si somos víctimas del cáncer, el efecto resulta aún más evidente. En 2006, un estudio de la Universidad de California (EE UU) sobre 3.000 mujeres que padecían cáncer de mama reveló que las enfermas sin amigos íntimos eran cuatro veces más propensas a fallecer debido al tumor que las que tenían diez o más amigos.
Todo corazón. Un reciente estudio de la Universidad de Duke (EE UU) con un millar de pacientes solteros afectados por patologías cardíacas reveló que, transcurridos cinco años, solo sobrevivía el 50% de los enfermos que no contaban con un amigo de confianza, frente al 85% de supervivientes entre aquellos pacientes que tenían al menos una relación de amistad sólida.
Amigos de la infancia. El papel que juegan los amigos en la infancia es crucial. Por un lado, evita la obesidad porque, según un estudio publicado en Annals of Behavioral Medicine, “la socialización actúa como sustituto de la comida” y evita el abuso de alimentos que potencian el sobrepeso. Además, Russ Jago, de la Universidad Bristol (Reino Unido), ha demostrado que la actividad física de los niños aumenta considerablemente cuando juegan con sus mejores amigos. Por otra parte, la depresión en la infancia está directamente relacionada con la ausencia de amigos, como ha comprobado William Bukowski en una investigación publicada en la revista Development and Psychopathology.
Cambian tu cerebro. Usando resonancia magnética funcional, John Cacioppo y sus colegas de la Universidad de Chicago (EE UU) han demostrado que tener amigos modifica el funcionamiento del cerebro, concretamente de la región del estriado ventral, asociada a las recompensas. Según los autores del estudio, las neuronas de esta región se activan en mayor número y con más intensidad si estamos bien acompañados que si llevamos una vida solitaria. Un dato a tener en cuenta dado que el estriado ventral es un área crítica para el aprendizaje.
Camaradas analgésicos. Es mejor ponerse una inyección o curarse una herida en presencia de un amigo. Según un estudio publicado hace algunos años en la revista Psychosomatic Medicine, la percepción del dolor se reduce cuando una persona a la que consideramos cercana está físicamente presente.
Con información de: Agencias | Muy Interesante
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