1. Comer apurado
Comer rápido conspira contra las dietas. Nutricionistas recomiendan que las personas puedan tomarse tiempo para alimentarse, ya que comer despacio genera una sensación de saciedad. La alta velocidad con las que muchas veces se mastica, hace que consuma más cantidad de comida que la necesaria y recomendada. Este exceso puede llegar a ser de hasta tres veces más que lo recomendable. La tan negativa rapidez hace que no pueda enviarse al estómago la señal de suficiencia.
2. Exceso de comida hecha
Los horarios laborales y las exigencias que impone la actualidad hacen que, muchas veces, se resigne la hora de la cocina y se acuda al teléfono como único instrumento culinario. Pero la mayoría de las casas de comida van por el camino contrario de lo saludable y, con el correr de los días, las calorías se ven y se sienten en los perezosos consumidores. Entonces, lo positivo que tiene este tipo de alimentos en cuanto a rápido y cómodo; lo tiene también de negativo respecto a la salud y la silueta.
3. Demasiadas harinas
Galletas, pastas, pizzas, snacks, tacos y panes pueden ser algunos de los enemigos más profundos para una dieta. Tentadores y amados por casi todas las personas, representan los menos aconsejados por los especialistas. En platos principales, los planes alimenticios suelen incluirlos en medidas muy pequeñas y pocas o una única vez a la semana. Los snacks, en tanto, figuran entre los alimentos prohibidos; mientras que el consumo de galletas nunca debe ser numeroso.
4. Negarse a frutas y verduras
Aunque hablar de negativas ante frutas y verduras parece algo exclusivo de niños, son muchos los adultos que pretenden someterse a una dieta sin consumir este tipo de alimentos. Nutricionistas y médicos aconsejan que los mismos estén presentes en la mesa de quien quiera cumplir con un plan de comidas equilibradas, aunque sea con poca variedad. Su bajo aporte calórico y su alto valor nutricional son vitales para cualquier persona, quiera o no bajar de peso.
5. Comer directamente del paquete
Medir con exactitud las porciones que van a consumirse resulta de gran ayuda. Cuando se toman los alimentos directamente del paquete, es difícil controlarse. En cambio, separar y servir únicamente lo que se va a comer puede ser un primer paso positivo para quienes necesiten someterse a una dieta baja en calorías. Los especialistas miden en peso o unidades cada uno de los alimentos que la persona debe tomar. Entonces, lo más aconsejable es acudir al envase, trasladar a otro recipiente la cantidad necesaria y recién luego de ello comer.
6. Llevar comida a la cama
Una de las tentaciones más grandes cada noche es llevar la comida a la cama. Comodidad, pereza, hambre y sueño son algunos de los factores que intervienen en esta conducta. Pero esto puede llegar a ser nocivo para un plan alimenticio ordenado. Sentarse en la mesa, organizar cada desayuno, almuerzo, merienda y cena también son parte importante de la cuestión. Durante las noches, además, esto suprime el tiempo necesario que debe quedar entre la comida y la hora de dormir.
7. Consumir lácteos enteros en lugar de descremados
Los lácteos son una parte muy importante dentro de la pirámide nutricional. Sin embargo, no es necesario que sean enteros, sino que pueden ser descremados y no por ello pierden sus aportes. El calcio, los minerales y las vitaminas que contienen están presentes tanto en unos como en otros. Leches, yogures o quesos descremados son grandes opciones para mantener una dieta equilibrada pero baja en calorías. Además, el sabor de estos productos no difiere demasiado de sus contrincantes, por lo cual sus características son doblemente positivas.
8. Exceso de postres y golosinas
Los postres y las golosinas figuran, casi siempre, entre los prohibidos de las dietas. Altamente calóricos, son pocos los aportes nutricionales que pueden realizar. En tanto, en los últimos años surgieron, como opción, algunas golosinas bajas calorías. Alfajores con tapas de arroz y barras de cereal figuran entre los más populares. Mientras, helados, caramelos, chocolates y demás dulces siguen en la lista de productos anhelados pero siempre negados a aquellas personas que necesiten descender de peso. Las dietas, entonces, son doblemente difíciles para los golosos.
9. Picar entre comidas
Cuando un paciente llega al consultorio de un nutricionista, una de las primeras órdenes del especialista es no consumir bocados entre comidas, excepto que se indique algún tipo de colación específica. Sucumbir ante productos como galletitas, snacks, comida del día anterior o cualquier otro producto que contenga la heladera es uno de los errores más frecuentes entre quienes realizan dietas hipocalóricas. Aunque al principio de estos planes alimenticios lo indicado puede resultar poco, con el correr de los días el cuerpo debe acostumbrarse a los nuevos alimentos y sus menores cantidades.
10. Autoengañarse
Servirse porciones más grandes que las recomendadas, insistir en que al día siguiente se tendrá más voluntad, creer que por un desarreglo no cambia nada, no acudir a la balanza, suspender las consultas con el nutricionista y comprar todo tipo de productos "light" son algunas de las actitudes más comunes de quienes se engañan a sí mismos a la hora de hacer una dieta. Aceptar que descender de peso no es una cuestión milagrosa, que puede requerir incluso de asistencia psicológica y que requiere de mucha voluntad y control es decisivo para todos ellos.
Con información de: Agencias | Ehow
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