Como parte de un estudio longitudinal prospectivo, Widom dio seguimiento a un grupo de personas con casos documentados de abuso y negligencia infantil y a otro grupo de adultos sin antecedentes documentados de abuso o negligencia infantil, ambos de la misma región.
Widom y su equipo entrevistaron a estos individuos, que ahora son adultos entre los 40 y 50 años, y a su descendencia. Encontraron que los padres con casos documentados de abuso o negligencia infantil reportaron más negligencia hacia sus hijos que los padres sin esas historias, pero no reportaron más abuso físico ni sexual.
En comparación con los hijos de padres sin antecedentes de abuso y negligencia durante su infancia, los hijos de quienes sí fueron descuidados y abusados tuvieron más probabilidades de también haber sido abusados âây descuidados. Teniendo en cuenta estos hallazgos, los investigadores especularon que un cambio en las actitudes sociales hacia el abuso físico podría explicar la disminución de los informes acerca de este tipo de maltrato infantil.
Debido a que los auto informes no siempre coinciden con los reportes oficiales, los científicos incluso analizaron los informes de los Servicios de Protección Infantil. En ellos encontraron que los padres con antecedentes de abuso o negligencia y los hijos de padres con dichos historiales tenían el doble de probabilidades de ser enviados al Servicio de Protección de Menores.
Sin embargo, en estos análisis sólo participan los padres y los niños que reportaron ser víctimas de maltrato, o provocarlo, lo cual lleva a los investigadores a creer que estas familias son examinadas de forma desproporcionada.
El estudio de Widom titulado “La transmisión Intergeneracional del Abuso y la Negligencia Infantil: ¿Sesgo Real de detección?, aparece en la más reciente edición de la revista científica Science.
Con información de: Agencias | Quo.mx
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