El trabajo, que ha sido publicado en la revista The Journal of Economic Behavior & Organization, reclutó a 128 individuos sanos, de entre 35 y 65 años de edad, formados por parejas heterosexuales, con el objetivo de averiguar cómo afecta a la felicidad la frecuencia sexual.
Así, las parejas fueron asignadas al azar para formar parte de dos grupos: el primer tenía que continuar con sus relaciones sexuales habituales; el segundo, tenía que duplicar la frecuencia de sus encuentros sexuales por semana. También cumplimentaron varios cuestionarios cada día acerca de sus niveles de satisfacción, placer y felicidad. El estudio se prolongó durante tres meses.
Tras la revisión de los resultados, los investigadores descubrieron que el grupo al que se le pidió que tuviera más relaciones sexuales había experimentado una disminución de la felicidad, así como de su deseo sexual y también de cómo disfrutaban con el sexo. Los expertos creen que esta presencia de infelicidad no está motivada por tener que practicar más sexo sino por el hecho de tener que practicarlo sin que surgiera de forma natural, sino como parte del estudio.
“El deseo de tener relaciones sexuales disminuye mucho más rápidamente que el disfrute del sexo una vez que se ha iniciado. En lugar de centrarse en el aumento de la frecuencia sexual a los niveles que experimentaron al principio de una relación, las parejas deberían trabajar en la creación de un entorno que despierte su deseo y que haga que el sexo sea aún más divertido”, aclara Tamar Krishnamurti, coautor del estudio.
Con información de: Agencias | Muy Interesante
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