“El objetivo inicial era desarrollar una microestructura mediante ingeniería en músculos artificiales para aumentar la deformación de actuación [la cantidad que el músculo puede doblarse o estirarse cuando se activa]. Un día, vimos que la estructura celular de la cebolla y sus dimensiones eran similares a lo que habíamos estado haciendo”, aclara Wen-Pin Shih, líder del estudio.
Para conseguirlo, los científicos pensaron que las células epidérmicas de la cebolla podrían servir de herramienta para crear un músculo más versátil que los desarrollados hasta el momento (que no pueden doblarse o contraerse al mismo tiempo, sino solo realizar una acción cada vez, en un solo sentido). El objetivo era crear un músculo artificial que al doblarse, se expandiera o contrayera sin problema.
Para ello, utilizaron las células de epidérmicas de la cebolla a las que trataron con ácido para eliminar la hemicelulosa, una proteína que provoca que las paredes sean rígidas; más tarde, revistieron ambos lados de la capa de cebolla con oro. El resultado fue todo un éxito: al fluir la corriente a través de los electrodos de oro, las células de cebolla se doblaban (con un bajo voltaje) y se estiraban (con un alto voltaje) como un músculo “natural”.
Con información de: Agencias | Muy Interesante
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