Así comprobaron que los ejemplares con una dieta más rica en sodio (entre tres o cuatro veces superior a la recomendada) alcanzaban más tarde la pubertad, con consecuencias negativas en la salud reproductiva y los niveles de estrés del individuo. Lo mismo les ocurría a los ratones que no tomaban sal en absoluto.
La comunidad científica ya sabía que la ingesta excesiva de grasas produce el efecto opuesto, tampoco deseable: la llegada precoz de la pubertad. Sin embargo, los expertos de la Universidad de Wyoming creen que el consumo de sal es aún más decisivo en la transición de la infancia a la edad adulta.
La OMS recomienda tomar como mucho cinco gramos al día de ese aderezo, pero los alimentos procesados como el pan, los snacks, los embutidos y las salsas industriales aumentan su nociva presencia en la dieta de los países occidentales.
Con información de: Agencias | Muy Interesante
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