Muchos estudios han demostrado que nuestro cerebro, a través de
nuestros recuerdos, no muestra fiel reflejo de lo que en realidad nos
ocurrió en el pasado, ya que nuestros recuerdos se deforman y moldean
continuamente. Ahora, un equipo de investigadores de las universidades
de Birmingham y Cambridge (Reino Unido) ha logrado aislar ese mecanismo
automático del olvido en nuestro cerebro, que “facilita” lo que nos
conviene recordar o no.
Para conseguirlo, los expertos
emplearon un sistema de imagen por resonancia magnética (MRI) para medir
la actividad cerebral a un grupo de voluntarios. Se les pidió que
recordasen memorias concretas basadas en imágenes que habían visto justo
al comienzo del experimento. La prueba se realizó en cuatro ocasiones.
Los resultados revelaron el destino, a nivel neuronal, de los recuerdos
que finalmente eran eliminados.
Y es que las imágenes
mostraron cómo al tratar de recuperar un recuerdo concreto, esa memoria
se volvía más intensa gradualmente mientras que otros recuerdos iban
desvaneciéndose poco a poco. “Aunque la gente piensa que el olvido es
algo que sucede sin querer, esta investigación muestra que la gente
tiene un papel más relevante de lo que piensa a la hora de decidir qué
van a recordar”, aclara Michael Anderson, coautor del estudio que
publica la revista Nature Neuroscience.
Este estudio
demuestra que la evocación repetida de un recuerdo nos hace olvidar
otros detalles y que estos resultados no se restringen a tipos
específicos de memoria, sino que la memoria semántica, la memoria
episódica o la memoria a corto plazo, también se ven afectadas por el
efecto secundario de querer recordar. Además, a pesar de que las
personas somos diferentes genéticamente, los científicos creen que todos
los cerebros humanos son capaces de inducir diferentes grados de este
mecanismo de olvido.
Con información de: Agencias | Muy Interesante
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