¿Y si te dijeramos que los carbohidratos refinados son adictivos? Quizá podrías encontrarle explicación a muchas de tus conductas relacionadas con los alimentos que no sabías por qué te ocurrían.
La forma en que los carbohidratos se convierten en adictivos es muy sencilla, y a la vez la llevamos a cabo de forma inconsciente porque desconocemos del tema. Por ejemplo, supongamos que desayunas un vaso de leche con cacao y 1 pieza de bollería con crema.
Estos alimentos harán que tus niveles de azúcar aumenten, al cabo de unas cuantas horas tendrás hambre y si nuevamente optas por consumir carbohidratos refinados, estarás alentando a tu cuerpo a que te pida más de lo mismo cada cierta cantidad de horas, lo cual puede traducirse como antojos pero también como una adicción a determinados alimentos.
Según algunas investigaciones realizadas al respecto, éste tipo de carbohidratos que se descomponen en glucosa en la sangre podrían incrementar la ansiedad por ingerir alimentos con alto contenido en azúcar, a la vez que actuar como inhibidor del impulso que nos lleva a controlarla.
El inconveniente está en el veloz ascenso y descenso que el consumo de azúcar provoca en la sangre, y que estaría relacionado con la zona del cerebro vinculada a las emociones y adicciones. Por ello es que las dietas saludables siempre aconsejan consumir granos enteros, frutas y vegetales; debido a que éstos se convierten en glucosa de forma lenta.
Cómo impedir la adicción
El evitar consumir carbohidratos refinados es una forma natural de controlar el deseo de comerlos. Por ejemplo, el ingerir pan blanco, pasta o arroz, galletas, cereales azucarados, solo provoca querer comer más de lo mismo, algo que es muy perjudicial para quienes buscan perder peso y además se estimula la adicción a éstos alimentos.
Un estudio realizado en 12 hombres obesos, suministro batidos con almidón de maíz que contenían escaso valor glucémico, y a otro grupo de iguales características se les ofreció batidos con jarabe de maíz con alto valor glucémico sin que éstos tuvieran conocimiento.
Luego de unas horas, les preguntaron a ambos grupos si tenían hambre. Quienes habían bebido el batido con jarabe de maíz dijeron tener mucho apetito; en sus cerebros a través de una resonancia magnética se observó una gran actividad en la zona del núcleo accumbens, la cual se asocia a las conductas adictivas. Pudieron concluir así, que desean más de la misma comida con alto índice glucémico.
Con información de: Agencias | iMujer
Seguir a @HoyVerde