martes, 31 de mayo de 2016

Una dieta sana protege contra el envejecimiento cerebral

Comer una dieta más sana podría reducir el riesgo de sufrir problemas con ciertas funciones cerebrales a medida que se envejece, según sugieren los hallazgos de un estudio reciente.

Las personas mayores con dietas más sanas redujeron sus probabilidades de sufrir un deterioro de la "función ejecutiva" en un 35 por ciento. La función ejecutiva se refiere a una serie de cosas realizadas por el cerebro, lo que incluye la memoria, el razonamiento, la realización simultánea de múltiples tareas, la resolución de problemas y las habilidades de planificación.

"La dieta sana podría afectar a la cognición [las habilidades de pensamiento] mediante varios mecanismos", dijo la coautora del estudio, Carol Derby, profesora de neurología y de epidemiología y salud de la población del Colegio de Medicina Albert Einstein, en la ciudad de Nueva York.

"La dieta sana se asocia con una reducción de las tasas de enfermedades cardiovasculares, con un peso más saludable y un riesgo más bajo de diabetes, los cuales son factores de riesgo de deterioro cognitivo y demencia", explicó.






Pero este estudio no fue diseñado para mostrar que comer de forma más sana realmente cause una mejor función cerebral, o que una buena dieta podría prevenir el Alzheimer o la demencia. El estudio solamente fue diseñado para encontrar una asociación entre una dieta sana y una mejor función cerebral.

Los investigadores presentaron los hallazgos esta semana en la Conferencia Internacional de la Asociación del Alzheimer (Alzheimer's Association) en Washington, D.C. Los hallazgos presentados en las reuniones normalmente se consideran preliminares hasta que se publiquen en una revista médica revisada por profesionales.

Para realizar el estudio, los investigadores realizaron preguntas sobre sus dietas a casi 550 personas mayores. Su edad promedio era de 80 años. Ninguna de ellas mostraba signos de demencia.

Se pidió a los voluntarios del estudio que recordaran cuántas porciones comían semanalmente de granos, alimentos fritos, refrigerios, dulces, refrescos, grasas, alcohol, frutas y verduras, y productos lácteos y de carne específicos.

Cada participante también realizó varias pruebas para determinar las habilidades de memoria y de pensamiento, junto con la función ejecutiva. Se consideró que los participantes tenían una función deteriorada si obtenían una puntuación sustancialmente más baja que el promedio con respecto a una serie particular de habilidades.

Tras tomar en consideración la edad, la educación, el sexo, la raza y las afecciones cardiacas de los participantes, los investigadores determinaron que los que seguían una dieta más sana tenían un 35 por ciento menos de probabilidades de presentar una función ejecutiva deteriorada. No se encontraron vínculos entre la dieta y la memoria o el pensamiento en general, dijeron los investigadores.

Cuando los investigadores observaron las diferencias entre los participantes negros y blancos, no encontraron ningún vínculo entre la dieta y alguna prueba de salud cerebral en los negros. La ausencia de diferencia podría deberse a que los individuos negros tienden a tener un riesgo más alto de sufrir afecciones vasculares, dijeron los investigadores.

En los blancos, las puntuaciones más sanas sobre el total de ingesta de grasa se relacionaron con un 52 por ciento menos de probabilidades de presentar una función ejecutiva deteriorada. Las puntuaciones más sanas por la ingesta de grasas saturadas se relacionaron con unas probabilidades un 66 por ciento más bajas de una función ejecutiva deteriorada, halló el estudio.

"Sabemos que una dieta que sea demasiado calórica o demasiado cargada de azúcares puede llevar a la resistencia a la insulina y a enfermedades vasculares que, a su vez, no son buenas para el cerebro", dijo la Dra. Marie Csete, presidenta y científica jefa de los Institutos de Investigación Médica Huntington en Pasadena, California.

"Sabemos que el estado de ánimo se ve afectado por el contenido de la comida, y el estado de ánimo afecta a los patrones de sueño, y el sueño es un factor importante en la mantención de la salud cerebral", añadió Csete, que no participó en el estudio.

Aun así, hay otras explicaciones para los hallazgos sobre el hecho de que una dieta más sana provoque una mejor salud cerebral, sugirió Csete, como, por ejemplo, que las personas que también comían dietas más sanas llevaran estilos de vida más sanos en general.

"Se podría pensar que las personas que estén interesadas en preparar alimentos saludables para sí mismas también estarían interesadas en tener una mayor actividad física, en no fumar y en controlar sus niveles de colesterol", dijo Csete. "El ejercicio es un factor modificable muy positivo que contribuye a evitar la pérdida de la función cognitiva".

Tampoco está claro lo que conforma específicamente una dieta sana, aunque hay algunas directrices generales que tienen sentido, dijo el Dr. Luca Giliberto, médico investigador en el Centro de Investigación Litwin-Zucker para el Estudio de la Enfermedad de Alzheimer del Instituto Feinstein de Investigación Médica en Manhasset, Nueva York.

"Se podría suponer que una dieta rica en vitaminas naturales, baja en grasas saturadas y rica en grasas omega 3, baja en azúcares refinados y rica en proteínas de alta calidad solucionaría el problema", dijo Giliberto. "En realidad, probablemente se trate del equilibrio de todos estos aspectos y la calidad de vida, la actividad física y mental, y la satisfacción personal asociadas a ellos lo que completa la receta para la buena cognición".

Mientras tanto, un exceso de azúcares refinados, grasas saturadas y una cantidad demasiado baja de vitaminas naturales aumentan el riesgo de aterosclerosis y el estrés oxidativo en el cuerpo, que pueden contribuir al deterioro mental, explicó Giliberto.

"Nunca es demasiado tarde para empezar la prevención, sobre todo con respecto a la alimentación y la actividad física", dijo Giliberto. "Las dos cosas a menudo van de la mano".

Con información de HealthDay | Hola Doctor