martes, 27 de octubre de 2015

La respiración única de un método llamado Pilates

Respirar es una de esas cosas básicas, necesarias y fundamentales en los seres humanos. Es la actividad más importante de esa lista inmensa de diligencias que tenemos anotadas en nuestras agendas. Sin embargo; paradójicamente, es la tarea que menos dedicación y esfuerzo conlleva de nuestra parte, la hacemos sin pensar. Y es que quizá tenemos tantos compromisos y responsabilidades que olvidamos regalarnos un tiempo preciado para detenernos y, simplemente, respirar. Somos ingratos con este proceso vital, y no le damos el valor adecuado, el que es debido; sin ella no estaríamos aquí: viviendo.

Cuando la respiración se hace de manera correcta, no tiene desperdicio: oxigenamos nuestro cuerpo y eliminamos toxinas. Cada vez que nos sentimos sofocados, respirar profundamente puede ayudarnos a eliminar estrés, lo que resulta muy reparador. Además, al tener control sobre la respiración, nuestro cuerpo y mente trabajan con mayor energía.

En nuestra vida diaria, realizamos este acto de manera automática, inspiramos llenando nuestro pecho de aire, o inflamos como globo nuestro abdomen. Pero si lo que queremos es practicar alguna actividad física, lo más conveniente es conocer y aprender la técnica de respiración de ese deporte en particular, así obtendremos más beneficios durante el entrenamiento y lograremos un mayor rendimiento.

Existe una disciplina en la que debemos respirar de manera única, y saber hacerlo es tan importante que, de hecho, es uno de los fundamentos del método Pilates. Cuando practicamos este tipo de ejercicio, debemos ejecutar una respiración posterolateral: al inhalar expandimos las costillas lateralmente, y las cerramos al exhalar. Esto lo podemos sentir fácilmente, colocando nuestras manos a los lados de las costillas, sintiendo cómo se mueven. Lo importante es que tanto el abdomen como el pecho no se deben agitar mientras se respira, por eso el aire utilizado no es mucho.

Esta respiración tan particular nos permite estabilizar adecuadamente las escapulas, cerrar las costillas, tener una buena conexión abdominal y lograr una cadera neutra. Si se ejecuta una respiración diferente, la cantidad de aire sería mayor, lo que impediría realizar lo mencionado anteriormente. Al principio puede resultar complicado respirar de esta forma, pues no estamos acostumbrados, pero una vez que aprendemos, podremos ejecutar de manera más sencilla cada uno de los movimientos.

Cuando hacemos Pilates no llenamos nuestro pecho o nuestro abdomen de aire. Esto no significa que la respiración superior o la abdominal haya que dejarla de hacer; pero, la primera sobrecarga la parte alta de la espalda, y la segunda crea debilidad postural en los músculos abdominales (aspectos que no buscamos con esta disciplina). La respiración posterolateral es exclusiva de este método, y no podemos aplicarla en otras situaciones de nuestra vida, como por ejemplo, al dormir (en ese momento el abdomen es la parte del cuerpo que más se mueve) o mientras corremos (necesitamos mucho más oxígeno que el que podemos obtenemos con la técnica de respiración del Pilates). Lo importante es saber aplicar la respiración adecuada para cada deporte que se realice.

Debemos recordar que lo primero que hacemos cuando llegamos al mundo es respirar; dejar al azar este proceso sería algo absurdo. Si nos concentramos y aprendemos a dirigir la respiración cada vez que realizamos Pilates o cualquier otro ejercicio, podremos conectarnos no sólo con nuestra parte física, sino con nuestro lado emocional. Sólo así lograremos realizar un trabajo impecable y mucho más integral mientras nos ejercitamos.

Por Erika De Paz
IG @ERIKADPS

 

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