Respirar
es una de esas cosas básicas, necesarias y fundamentales en los seres
humanos. Es la actividad más importante de esa lista inmensa de
diligencias que tenemos anotadas en nuestras agendas. Sin embargo;
paradójicamente, es la tarea que menos dedicación y esfuerzo conlleva de
nuestra parte, la hacemos sin pensar. Y es que quizá tenemos tantos
compromisos y responsabilidades que olvidamos regalarnos un tiempo
preciado para detenernos y, simplemente, respirar. Somos ingratos con
este proceso vital, y no le damos el valor adecuado, el que es debido;
sin ella no estaríamos aquí: viviendo.
Cuando la
respiración se hace de manera correcta, no tiene desperdicio: oxigenamos
nuestro cuerpo y eliminamos toxinas. Cada vez que nos sentimos
sofocados, respirar profundamente puede ayudarnos a eliminar estrés, lo
que resulta muy reparador. Además, al tener control sobre la
respiración, nuestro cuerpo y mente trabajan con mayor energía.
En
nuestra vida diaria, realizamos este acto de manera automática,
inspiramos llenando nuestro pecho de aire, o inflamos como globo nuestro
abdomen. Pero si lo que queremos es practicar alguna actividad física,
lo más conveniente es conocer y aprender la técnica de respiración de
ese deporte en particular, así obtendremos más beneficios durante el
entrenamiento y lograremos un mayor rendimiento.
Existe
una disciplina en la que debemos respirar de manera única, y saber
hacerlo es tan importante que, de hecho, es uno de los fundamentos del
método Pilates. Cuando practicamos este tipo de ejercicio, debemos
ejecutar una respiración posterolateral: al inhalar expandimos las
costillas lateralmente, y las cerramos al exhalar. Esto lo podemos
sentir fácilmente, colocando nuestras manos a los lados de las
costillas, sintiendo cómo se mueven. Lo importante es que tanto el
abdomen como el pecho no se deben agitar mientras se respira, por eso el
aire utilizado no es mucho.
Esta respiración tan
particular nos permite estabilizar adecuadamente las escapulas, cerrar
las costillas, tener una buena conexión abdominal y lograr una cadera
neutra. Si se ejecuta una respiración diferente, la cantidad de aire
sería mayor, lo que impediría realizar lo mencionado anteriormente. Al
principio puede resultar complicado respirar de esta forma, pues no
estamos acostumbrados, pero una vez que aprendemos, podremos ejecutar de
manera más sencilla cada uno de los movimientos.
Cuando
hacemos Pilates no llenamos nuestro pecho o nuestro abdomen de aire.
Esto no significa que la respiración superior o la abdominal haya que
dejarla de hacer; pero, la primera sobrecarga la parte alta de la
espalda, y la segunda crea debilidad postural en los músculos
abdominales (aspectos que no buscamos con esta disciplina). La
respiración posterolateral es exclusiva de este método, y no podemos
aplicarla en otras situaciones de nuestra vida, como por ejemplo, al
dormir (en ese momento el abdomen es la parte del cuerpo que más se
mueve) o mientras corremos (necesitamos mucho más oxígeno que el que
podemos obtenemos con la técnica de respiración del Pilates). Lo
importante es saber aplicar la respiración adecuada para cada deporte
que se realice.
Debemos recordar que lo primero que
hacemos cuando llegamos al mundo es respirar; dejar al azar este proceso
sería algo absurdo. Si nos concentramos y aprendemos a dirigir la
respiración cada vez que realizamos Pilates o cualquier otro ejercicio,
podremos conectarnos no sólo con nuestra parte física, sino con nuestro
lado emocional. Sólo así lograremos realizar un trabajo impecable y
mucho más integral mientras nos ejercitamos.
Por Erika De Paz
IG @ERIKADPS
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