La alimentación influye en nuestra química sanguínea. Cuando nos sentimos mal o estamos decaídos, tenemos, con seguridad, un desbalance en nuestro organismo. La química de la sangre no miente, tampoco la podemos engañar; cuando tenemos un valor que supera o está por debajo del rango normal, podemos sentirnos descompensados. Con el ácido úrico ocurre lo mismo: si consumimos en exceso determinados alimentos, la cantidad de este químico superará el valor máximo permitido, y presentaremos inflamaciones y dolores intensos en nuestras articulaciones.
El acido úrico en altos niveles resulta sumamente perjudicial para nuestra salud. La subida de este químico ocurre, en parte, por lo que comemos. Este compuesto se crea cuando el cuerpo descompone unas sustancias llamadas purinas, las cuales se encuentran en nuestro organismo y en algunos alimentos. Éstas cristalizan para luego concentrarse en las articulaciones.
Normalmente, la mayor parte del ácido úrico se disuelve y viaja a los riñones, luego es expulsado a través de la orina. Pero cuando nuestro organismo genera una cantidad excesiva, no lo puede eliminar en cantidades suficientes, lo que produce un desequilibrio en nuestro organismo. Por ello, es importante evitar a toda costa las purinas, y una manera efectiva de hacerlo consiste en dejar de comer ciertos alimentos.
Para empezar, las carnes rojas están prohibidas en aquellos que padecen altos niveles de este químico en la sangre, así como los mariscos (vieiras, camarones, ostras y langostas). También se debe eliminar de la dieta diaria algunos pescados como el atún, la sardina y la anchoa; al igual que cualquier clase de vísceras: comer órganos internos de la carne o del pollo como el hígado, los intestinos o el corazón es una mala idea para aquellos con ácido úrico elevado. Tampoco es recomendable consumir salchichas ni embutidos.
Igualmente, las legumbres como las lentejas los frijoles o los guisantes no deben incluirse en los platos de quienes padecen este problema. Y aunque las verduras son sumamente beneficiosas para la salud, se debe evitar comer espinaca, champiñones, rábanos, ajo porro y espárragos si queremos prevenir que el ácido úrico se eleve en la sangre. Asimismo, es necesario mantener al margen la levadura de la cerveza y la empleada en la elaboración de panes, y dejar de ingerir jugos pasteurizados, refrescos y bebidas alcohólicas, sobre todo vino y cerveza. Por último, resulta vital beber mucha agua para combatir este problema, ya que es a través de la orina que eliminamos esta toxina.
Quizá parezca que la lista de prohibiciones es extensa e interminable, afortunadamente, existen otros alimentos que sí permiten bajar los niveles de esta sustancia en el organismo, y se pueden comer libremente. Entre ellos están las fresas, las cerezas, las manzanas, las naranjas, las mandarinas y los limones. También los frutos secos, las zanahorias, las calabazas, las alcachofas, las cebollas y el apio. Todos estos son excelentes aliados para combatir este padecimiento.
Si consumimos una dieta pobre en purinas, con seguridad lograremos expulsar uratos, y evitaremos la producción de estos terribles cristales en las articulaciones. Sólo debemos modificar nuestra alimentación para dejar atrás este doloroso padecimiento.
Por Erika De Paz
IG @ERIKADPS
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